Ansiedad: Señales de Alerta y Estrategias Efectivas para su Manejo

psicóloga feminista

La ansiedad es una reacción humana natural que todas experimentamos en algún momento de nuestras vidas. 

No obstante, cuando se nos presenta con frecuencia y afecta el bienestar diario, es necesario tomar medidas para comprenderla y manejarla. A continuación te cuento qué es la ansiedad, cómo identificar sus señales de alerta, y algunas estrategias efectivas para manejarla, así como cuándo es recomendable buscar ayuda profesional.

¿Qué es la Ansiedad?

Me gustaría empezar por lo básico, ya que no siempre es tan evidente. A menudo, las mujeres a las que acompaño no están seguras de distinguir la ansiedad del estrés. O lo que es normal de aquello que no debe ser normalizado. 

La ansiedad es una emoción caracterizada por sentimientos de tensión, pensamientos preocupantes y cambios físicos, como por ejemplo, aumento en la frecuencia cardíaca o una respiración más rápida y sofocada de lo habitual. Desde un punto de vista evolutivo, la ansiedad siempre ha sido un mecanismo de defensa necesario, alertándonos ante posibles peligros y preparándonos para afrontarlos. Sin embargo, este mecanismo ha ido degenerando de manera que en la actualidad situaciones de lo más cotidianas que no representan ninguna amenaza real para nuestra supervivencia pueden desencadenar ansiedad.

Para algunas personas, la ansiedad se convierte en un problema muy grave que interfiere con sus actividades diarias. En estos casos, esto puede derivar en un trastorno de ansiedad.

El estrés, por otro lado, se relaciona con una situación concreta (por ejemplo, una reunión de trabajo compleja): una vez concluye la situación, consigues calmarte y seguir adelante con relativa tranquilidad.

En el caso de la ansiedad, a menudo no parece haber ninguna situación concreta o “lógica”, sino más bien una sensación general de que algo no va bien o de que algo malo va a suceder.

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Señales de Alerta de la Ansiedad

Conocer los síntomas de la ansiedad es clave para reconocer cuándo es necesario aplicar técnicas de manejo o buscar ayuda. Estos síntomas pueden ser físicos o psicológicos y pueden variar de una persona a otra.

Ten en cuenta que cualquier cosa que te haga acudir al hospital o preocuparte por tu salud, puede ser señal de ansiedad y de que tu cuerpo está intentando pedirte ayuda.

Síntomas Físicos

La ansiedad no solo afecta la mente; también se manifiesta en el cuerpo. Algunos de los síntomas físicos más comunes incluyen:

  1. Tensión muscular: La ansiedad provoca que los músculos se contraigan, especialmente en zonas como el cuello, los hombros y la espalda, causando dolor o molestias.
  2. Problemas digestivos: Muchas mujeres experimentan problemas gastrointestinales, como náuseas, dolor abdominal o diarrea, en momentos de alta ansiedad.
  3. Palpitaciones o taquicardia: La ansiedad incrementa la frecuencia cardíaca, haciendo que el corazón lata más rápido, lo cual puede generar una sensación de opresión en el pecho.
  4. Sudoración excesiva: Este es un síntoma común, ya que el cuerpo reacciona ante la ansiedad sudando, incluso sin estar en una situación de esfuerzo físico.
  5. Dificultad para respirar: Es común sentir que el aire falta, o experimentar una respiración rápida y superficial durante un episodio de ansiedad.
  6. Fatiga: La ansiedad prolongada puede agotar al cuerpo, provocando una sensación constante de cansancio.
  7. Temblor o inquietud motora: Muchas personas sienten la necesidad de mover las piernas o las manos de forma constante o experimentan temblores leves debido al nerviosismo.
  8. Posibles cambios en el ciclo menstrual: Además de que se ha relacionado sentir mayor ansiedad en ciertas fases del ciclo (principalmente, la fase lútea), la propia ansiedad también puede traducirse en ciclos irregulares, sangrados menstruales abundantes y dismenorrea.

Síntomas Psicológicos

Además de los síntomas físicos, la ansiedad se manifiesta a través de diversos síntomas emocionales y mentales:

  1.  Preocupación excesiva: La ansiedad suele llevar a una cadena de pensamientos negativos recurrentes que son difíciles de controlar.
  2. Irritabilidad: La ansiedad puede hacer que nos sintamos irritables y reaccionemos de manera desproporcionada ante situaciones cotidianas.
  3. Dificultad para concentrarse: Los pensamientos ansiosos interfieren con la capacidad de enfocarse en tareas, lo cual afecta la productividad y el rendimiento.
  4. Miedo constante: Podemos experimentar un miedo o sensación de peligro inminente, incluso cuando no existe una amenaza clara.
  5. Evitar situaciones: La ansiedad lleva a algunas personas a evitar situaciones que creen que les provocarán malestar, lo que afecta su vida social y profesional.

Estrategias para Manejar la Ansiedad

Afortunadamente, existen varias estrategias para manejar la ansiedad de forma efectiva. Aunque cada persona responde de manera diferente a estas técnicas, algunas han demostrado ser útiles en general y pueden incorporarse en la rutina diaria.

Respiración Controlada

La respiración controlada es una técnica simple pero efectiva para reducir la ansiedad, ya que ayuda a regular el sistema nervioso y disminuir la respuesta de lucha o huida.

  1. Respiración diafragmática: Esta técnica consiste en realizar una respiración profunda, usando el diafragma en lugar del pecho, llenando completamente los pulmones. Esto ayuda a reducir el ritmo cardíaco y proporciona una sensación de calma.
  2. Método 4-7-8: Este ejercicio consiste en inhalar durante 4 segundos, retener la respiración por 7 segundos y exhalar lentamente durante 8 segundos. Es efectivo para calmar el sistema nervioso en momentos de alta ansiedad.
  3. Respiración alterna por fosas nasales: Común en el yoga, consiste en tapar una fosa nasal mientras se inhala y luego alternar. Es una práctica útil para reducir la ansiedad y mejorar la concentración.

Reestructuración Cognitiva

La reestructuración cognitiva es una técnica central en la terapia cognitivo-conductual que ayuda a modificar los patrones de pensamiento negativos.

  1. Identificar pensamientos automáticos: Muchas veces, la ansiedad se activa por pensamientos automáticos negativos. Identificarlos permite entender el impacto que tienen en el estado emocional.
  2. Cuestionar la veracidad de los pensamientos: Preguntarse si los pensamientos ansiosos están basados en hechos reales o estamos siendo presas de algún tipo de distorsión permite reducir su impacto.
  3. Reemplazar los pensamientos negativos: Cambiar la perspectiva, viendo las situaciones como oportunidades en lugar de amenazas, reduce la sensación de peligro y promueve una visión más positiva.

Exposición Gradual

La exposición gradual es una técnica de terapia en la que la persona enfrenta progresivamente aquello que le genera ansiedad.

  1.  Jerarquía de exposición: Se crea una lista con situaciones que provocan ansiedad, comenzando por las menos intensas. Luego, se enfrenta cada situación de la lista de manera controlada y progresiva.
  2.  Desensibilización gradual: Al exponerse repetidamente a las situaciones temidas, la persona reduce la ansiedad que estas le generan con el tiempo.
  3. Consistencia: La exposición gradual es efectiva cuando se practica con regularidad, ya que permite ganar confianza en situaciones que antes causaban malestar.

Cuándo Buscar Ayuda Profesional

Aunque estas estrategias son útiles, en algunos casos, la ansiedad es tan intensa que afecta significativamente la vida cotidiana. En estos casos, a veces no es suficiente con las herramientas empleadas de forma autodidacta.

Puede ser señal de pedir ayuda cuando se da alguno de los siguientes factores:

  1. Dificultad para funcionar en la vida diaria: Cuando la ansiedad afecta el trabajo, los estudios o las relaciones personales, puede ser necesario un tratamiento más intensivo.
  2. Evitar situaciones importantes: La evitación de actividades o situaciones clave debido a la ansiedad puede limitar el desarrollo personal y profesional, y suele requerir intervención profesional.
  3. Síntomas físicos severos: La ansiedad puede causar síntomas físicos intensos, como dolores de cabeza crónicos, presión en el pecho o problemas digestivos persistentes que interfieren con el bienestar.
  4. Estado de ánimo bajo y pensamientos negativos constantes: La ansiedad crónica puede llevar a un estado de ánimo depresivo y pensamientos negativos que se vuelven difíciles de controlar.
  5. Aumento en el consumo de sustancias: Si la ansiedad lleva a recurrir a sustancias como alcohol o tabaco para aliviar el malestar, es fundamental buscar ayuda para abordar tanto la ansiedad como el consumo.

La ansiedad es una experiencia común, pero cuando se vuelve constante o intensa, puede afectar profundamente la vida de quienes la padecen. Aprender a identificar los síntomas de la ansiedad y a aplicar estrategias efectivas de manejo es el primer paso para mejorar el bienestar.

Un mensaje de esperanza: con el apoyo adecuado, es posible aprender a manejar la ansiedad y mejorar la calidad de vida.

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