Podemos crecer como personas en cientos de espacios… pero es seguramente el de las relaciones de pareja donde más potencial encontramos para nuestro desarrollo personal… ¡También es donde más dificultades encontramos!
En pareja a menudo nos cuesta negociar, ser asertivas e incluso respetar nuestros propios límites y valores.
A continuación, vamos a descubrir los mitos del amor romántico y por qué si no se cuestionan suelen empujarnos a vivir relaciones poco satisfactorias.
Preguntas clave sobre el amor:
- ¿Qué es para mí una relación de pareja?
- ¿Qué busco cuando empiezo una relación?
- ¿A qué tengo derecho cuando tengo una pareja?
- ¿En el amor y en la guerra todo vale?
Qué es el Amor Romántico:
El “amor romántico” surge como concepto hace un par de siglos, fruto del Romanticismo como movimiento cultural. Tiene que ver con la idealización de la persona a la que queremos.
Nos lleva a pensar de forma rígida que una vida sin amor de pareja, no merece la pena ser vivida, ya que es el centro de todas las cosas. Además, se asocian la experiencia de amor con la del sufrimiento y la tragedia.
Ha pasado el tiempo, pero hoy sigue siendo la referencia sobre el amor que tenemos interiorizada la mayoría de las personas. “Haría cualquier cosa por ti, si me lo pidieras». ¿Te suena esta frase?
Empecemos aclarando un primer punto: cuestionar los mitos del amor romántico no te convierte en una persona poco romántica, cariñosa o detallista. No se trata de cuestiones incompatibles.
Hay que tener en cuenta que uno de los principales estereotipos de género femeninos tiene que ver con que las mujeres somos amantes por naturaleza.
Esta socialización nos empuja a engancharnos a las relaciones amorosas como si fuera el centro de nuestro universo.
¿Alguna vez has perdido espacio propio en la pareja por miedo a parecer egoísta? ¡Incluso aunque no te lo hayan pedido!
Pensamos en el amor de pareja como si fuera incondicional, pero ¿esto qué conlleva? Que haga lo que haga nuestra pareja, le prometemos amor sin fisuras. Esta idea es peligrosa porque justifica el amor por encima de todo, incluyendo nuestra integridad y nuestra dignidad, renunciando muchas veces a nosotras mismas.
“En el amor y en la guerra, todo vale”.
Y ya sabemos que el único amor que debería ser incondicional es el amor propio.
Ya que si el amor se convierte en la máxima aspiración en nuestra vida, haremos cualquier cosa por él.
A pesar de que en la actualidad las mujeres vamos cosechando derechos y libertades y vamos abrazando los valores de la independencia y la realización de un proyecto personal, lo cierto es que todavía nos queda mucho por deconstruir cuando se trata de amor de pareja.
Marcela Lagarde llama «sincretismo de género» a ese famoso «cerebro feminista, corazón patriarcal«, o lo que es lo mismo: al conflicto interior que vivimos entre nuestro yo-mujer-moderna y nuestro yo-mujer-tradicional, que ve en la pareja y la familia su única vía verdadera para sentirse realizada.
Los Mitos del Amor Romántico
Mito de la media naranja: existe una única persona en el mundo a la que estás predestinada. Tu «alma gemela».
Aceptar esta idea nos lleva a un nivel de exigencia excesivo en la relación de pareja, con el consecuente riesgo de decepción, o de una tolerancia excesiva al considerar que siendo la pareja ideal hay que permitirle más o esforzarse más una misma para que las cosas vayan bien. Así es, como si fuera nuestra misión exclusiva.
Realidad: no existe una única persona para ti, existen una enorme cantidad de personas con las que tú de forma especial vas a poder conectar. Además, dependerá de tu momento vital, ya que no siempre tenemos las mismas necesidades, valores o intereses. Y por supuesto, ¡una relación se construye!
Mito del emparejamiento: la pareja heterosexual es algo universal y la monogamia amorosa está presente en todas las épocas y culturas.
La aceptación de esta creencia puede dar lugar a conflictos internos en aquellas personas que se desvíen de algún modo de esta creencia normativa: personas solteras, colectivo LGTBI, relaciones de poliamor, etc.
Realidad: hay tantas formas de relaciones de pareja como personas.
Mito de los celos: si hay celos, es que es amor de verdad.
Este mito puede llevarnos incluso a sentir preocupación si nuestra pareja no manifiesta celos. Este mito justifica comportamientos egoístas, injustos, represivos y, en ocasiones, violentos y es un elemento demostrado de las situaciones de violencia de género.
Realidad: los celos son caldo de cultivo para las relaciones de violencia y además son señal de inseguridad y baja autoestima en la persona que se deja llevar por ellos. En una relación saludable, tenemos la suficiente confianza y seguridad en una misma y en la pareja como para que los celos no supongan una amenaza.
Mito de la equivalencia: “amor” (sentimiento) y “enamoramiento” (estado duradero) son lo mismo.
Por eso muchas personas se asustan cuando acaba la fase de enamoramiento porque creen que ya no están enamoradas de su pareja y que deben terminar la relación.
Realidad: en una relación de pareja existen varias fases: enamoramiento, conocimiento, convivencia, autoafirmación y adaptación.
Mito de la exclusividad: es imposible sentir amor por más de una persona a la vez.
Aceptar esta creencia puede suponer conflictos personales y de relación al entrar en contradicción con las normas sociales sobre la monogamia.
Realidad: Podemos enamorarnos de más de una persona a la vez, aunque a veces nos encontremos en fases distintas del amor.
Mito de la omnipotencia: el amor puede con todo (dificultades dentro y fuera de la pareja, falta de afinidad…)
Este mito puede ser usado como una excusa para no corregir ciertos comportamientos o actitudes, o llevar a negar los conflictos en pareja, dificultando su afrontamiento.
Realidad: a veces, el amor no es suficiente.
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