Últimamente me encuentro mucho en las terapias con mujeres que no saben ni cómo se sienten. Incluso se alegran de que se lo pregunte.
¿Qué sientes?
Y sé muy bien por qué se alegran: en ocasiones, la vida se vuelve una verdadera vorágine de responsabilidades, obligaciones y presiones propias y en este apagar fuegos se nos va toda energía y atención.
Hace tiempo que nadie me pregunta esto… (me reconocen con una sonrisa de agradecimiento).
A lo que yo les pregunto ¿y tú, te preguntas a ti misma cómo estás, qué sientes?
Sí, a veces las sesiones parecen un partido de ping-pong.
Me gusta devolver la pregunta poniendo el foco en una misma y no tanto en los demás.
2 claves igual de importantes:
- Hacernos responsables de nuestro propio bienestar
- Conocernos a través de herramientas como la rueda de emociones
¿Qué es la rueda de emociones y para qué sirve?
Una rueda de emociones siempre está compuesta por las 6 emociones básicas: alegría, tristeza, miedo, enfado, sorpresa y asco y emociones secundarias que tienen relación con alguna de las básicas.
Sirve para ampliar nuestro vocabulario emocional y dejar de responder “estoy bien, estoy mal”, que es muy reduccionista y no quiere decir nada.
Nombrar las emociones es el primer paso para gestionarlas de manera saludable.
Si no sabes lo que te pasa ni por qué te pasa ¡no puedes hacer nada con esa información porque no tienes esa información!
Por ejemplo, si me digo “me siento mal, no sé por qué…” es posible que nos juzguemos por no entender y además de añadirnos más estrés, no podremos saber qué necesitamos.
Sí, debajo de las emociones existen necesidades.
Necesidades que podemos decidir cubrir o no.
También de qué manera queremos cubrirlas.
Te dejo la siguiente rueda de emociones, pero puedes buscar en Internet y elegir aquella con la que te sientas más identificada:
Como ves, es como una lista de emociones bastante completa.
Seguro que aunque creas saber qué sientes, tenerlas delante amplía tu conocimiento emocional.
Imagina que miras el cielo de noche pero no tienes ni idea de astronomía.
Ahora imagina que has aprendido a identificar el cinturón de Orión. ¿Verdad que tu experiencia de mirar al cielo se enriquece? ¿verdad que hay más matices?
Con las emociones pasa lo mismo.
Cómo usar la rueda de emociones:
Te invito a que la lleves impresa o mejor, guardadita en el móvil como salvapantallas o en la carpeta de imágenes, para ponértelo fácil.
Esto como todo, no es cuestión de un día. Es una semilla que hemos de regar día a día.
Así que haz que la consulta de la rueda te resulte sencillo.
Una vez notes algo, tengas claro o no lo que sientes, obsérvala y hazte las siguientes preguntas:
- ¿Qué emoción o emociones de la rueda me saltan a la vista?¿qué estoy sintiendo en este momento?
Ten en cuenta que podemos sentir más de una emoción al mismo tiempo.
También puedes localizar la emoción en tu cuerpo:
- ¿En qué lugar del cuerpo siento esta emoción? ¿dónde se localiza? ¿qué sensaciones físicas estoy notando? ¿las noto en el estómago, en los hombros, en la garganta…?
Por último, puedes tratar de sacar más información a partir de esa emoción:
- Si esta emoción procede del miedo, ¿qué me está queriendo decir? ¿si esta emoción pudiera hablarme, qué me diría? ¿cuál es su función, cuál es su misión?
Todas las emociones humanas son útiles aunque no sean agradables.
Nos dan información sobre nosotras mismas, nos ayudan a cubrir necesidades, nos indican lo que es importante en nuestro caso particular, favorecen que nos comuniquemos con otras personas…
Recuerda no juzgarte por tus emociones, ya que pueden ser tus aliadas.
Si te animas, también puedes tratar de rebobinar porque las emociones se desencadenan muchas veces por pensamientos automáticos que se pasean por nuestra cabeza.
- Si tu mente fuera una radio y tú le subieras el volumen a ese pensamiento automático previo a la emoción ¿qué diría la emisora?
Emociones y género: ¿diferencias?
Este es un tema muy interesante a la par que polémico ¿sentimos hombres y mujeres las mismas emociones? ¿las sentimos en igual medida? ¿las expresamos igual? ¿o las vivimos igual pero las expresamos distinto?
Las emociones básicas son universales, todas las personas –hombres y mujeres de cualquier edad y en cualquier lugar del mundo- las vivimos.
Las emociones secundarias y la expresión emocional sí es más sensible a la cultura, al género, al contexto en general.
Puedes preguntarte si dependiendo de tu historia de aprendizaje y de tu género tienes más dificultad para expresar unas emociones y no otras. O si te juzgas por ellas. O incluso, si niegas que las sientes.
El paso siguiente: las necesidades
Ahora que has ganado destreza en nombrar y reconocer tus emociones, podemos hablar de necesidades.
¿Qué necesitas? Seguramente no necesites abrirte esa cerveza o comerte ese helado, ¿qué necesitas realmente?
Aprender a escucharte a ti misma es muy importante y esto lo hacemos principalmente a través de nuestras emociones, que nos sirven de guía: aquí tienes ejercicios para empezar a escucharte un poco más, si lo deseas.
Si quieres que valore personalmente tu situación y te ayude a gestionar emociones complejas, puedes pedir una valoración totalmente gratuita: