Bienestar para ti, mujer

La socialización de género para las mujeres

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¿Alguna vez te has preguntado por qué te gustan las cosas que te gustan o por qué haces las cosas?

Seguramente me contestes “porque soy así, es mi forma de ser”. Quizá también reflexiones y añadas “he aprendido de lo que he visto”.

Estamos de acuerdo en que como personas, somos muy complejas y en que no hay una respuesta sencilla para todo esto; lo que sí sabemos es que las personas normalmente pensamos, creemos, y hacemos lo que se supone que está bien. ¿Y qué es lo que está bien?

Párate un momento a pensar qué cosas te aplaudían cuando eras una niña pequeña: cuando hacías… decías… dejabas de hacer… ¿qué cosas?

Sabemos y aprendemos desde muy niñas lo que está “bien” porque la gente a la que queremos nos premia con sus sonrisas, con sus abrazos, con sus palabras, aplausos, cercanía, e incluso con su admiración.

Y al revés, sabemos y aprendemos desde muy niñas lo que está “mal” porque la gente a la que queremos nos castiga con su silencio, sus críticas, su censura o con la amenaza de su partida.

Cuando vamos creciendo esto sigue siendo así, pero además también nos influye, casi sin darnos cuenta, lo que piensa la gente en general. Los mensajes que recibo por la televisión, los comentarios de mis amigas y amigos…

Ahora piensa, cuando tienes ocasión, ¿qué les dices a las niñas que no les dices a los niños que está bien o mal? ¿Y al revés?

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Ya no eres tú la niña, pero seguramente tienes contacto con algunas y les hablas. ¿Coincide con lo que te decían a ti?

Seguramente te has sentido criticada muchas veces en la vida: en tu forma de ser mujer, madre, pareja, amiga, hija… ¿qué cosas te critican más a menudo?

¿En qué aspectos de tu vida te sientes más insatisfecha, culpable e insegura debido a las críticas?

Porque estas suelen ser las emociones que salen a la luz con las crítica: la culpa, la tristeza, la vergüenza, incluso el miedo. El miedo a que nos dejen solas por no hacer las cosas “bien”.

Otra pregunta incómoda: ¿cuáles son los comentarios y preguntas que te hacen tus familiares llegada la Navidad que más te desagradan? ¿Te han preguntado siempre lo mismo o ha cambiado según tu edad?

Seguramente no, ya que las normas de la sociedad van cambiando, además de según tu cultura, tu época… tu edad.

Pero lo que no cambia en esencia, es que estas normas son típicas de lo que las mujeres tienen o no tienen que hacer, de lo que está bien o lo que está mal, lo permitido y lo censurable.

Y aquí va la pregunta del millón:

¿Qué “significa” ser mujer?

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Culturalmente, ser una mujer significa estar pendiente de las demás personas, de que estén bien, significa ser atenta, cariñosa, enamoradiza y dulce, tranquila. Es una persona que se entrega totalmente, piensa a menudo en los demás, tiene un “instinto” para entenderles y satisfacerles, y vive su sexualidad de forma discreta.

Según como me hayan educado y también en parte, según mi forma de ser, seré sobre todo así o de otras maneras.

Pero esto es lo que está “bien”, lo que se entiende por ser mujer, según la mayoría.

En nuestra vida, es importante sentirnos satisfechas, querernos, tener cierto amor propio.

Nuestra autoestima es aquello que pensamos y cómo nos sentimos con nosotras mismas; la culpa condiciona nuestra autoestima, porque cuando me critican, me siento culpable y poco valiosa.

El problema es que muchas veces me creo antes lo que me critican o valoran los demás, en lugar de escucharme y descubrir qué deseo hacer o ser.

Cuando tengo poca autoestima, me cuesta poner límites, hacer valer mis derechos y tiendo a “aguantar” y a agachar la cabeza.

La gente va primero, porque estando sola, ¿adónde voy yo? Así que prefiero centrarme en otras personas para asegurarme su compañía y su amor, porque ni sé ni deseo estar sola; lo que aún no tengo claro es que es estando a solas, deliberadamente, cuando consigo hablarme y entenderme mejor, cuando descubro cuál es la vida que quiero llevar.

Yo, conmigo misma.

(Puedes leer aquí cómo el Feminismo te ayuda a mejorar tu autoestima).

 

Cómo romper con los efectos dañinos:

Vivir todo lo anterior, sobre todo si no nos damos cuenta, hace que nos pongamos enfermas, vivamos con insatisfacción, con estrés… no podemos abarcar siempre lo que se espera de nosotras, es un imposible y además es emocionalmente agotador.

Por eso, aunque la sociedad sea difícil de cambiar, podemos hacer individual y socialmente muchos cambios para encontrarnos mejor y llevar una vida más agradable:

  • Pararme a pensar ¿qué me falta? ¿qué quiero? ¿qué necesito?
  • No auto-medicarme
  • Pensar qué cosas me hacen sentir culpable en el día a día, sobre todo en mis relaciones personales
  • No verme como víctima, sino como persona que puede hacer cambios en su propia vida
  • Descansar
  • Hacer cosas que me gusten
  • Decir NO si no quiero algo
  • No exigirme demasiado
  • Tenerme paciencia
  • Juntarme con otras mujeres a hablar de lo que me pasa, romper los tabúes
  • Leer y escribir sobre lo que me pasa
  • No juzgar a otras mujeres, sobre todo si se trata de su físico o apariencia
  • Cuidarme, buscar ratos para estar solas, para hacer cosas a solas, para darme muchos mimos y caprichos “porque sí”
  • Mirarme más y mejor al espejo: hablarme de forma cariñosa (“¡guapa!”), sonreír a mi reflejo, aunque al principio sea forzado
  • Participar en actividades del barrio, en asociaciones de mujeres, culturales, artísticas o de ocio
  • Buscar/pedir ayuda (por ejemplo, en tareas de casa)
  • Relajarme, darme masajes, respirar, meditar
  • Hacer ejercicio físico de vez en cuando, pensando más en mi salud que en mi aspecto físico a corregir
  • Estar a solas, aunque sea a ratitos
  • Trabajar en el miedo a tomar decisiones importantes
  • Aceptar las críticas o en ignorarlas si es necesario

 

¡Espero que te haya parecido interesante y revelador!

 

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